Premier en la sala 11 (Roy/Al)

Me encontraba allí, en la dulcería luego de un largo pero muy largo acuerdo que habíamos llegado todos mis amigos incluyéndome. Ese día, no sabíamos a donde podríamos entretenernos para pasar el rato, a pesar de las múltiples ideas, el cine pareció ser la más aceptada por todos. Antes de ver cualquier película o durante la misma, debíamos comprar algo que nos pudiera satisfacer el paladar.

La fila no era tanta como lo aparentaba ser pero los demás que me acompañaban parecían ansiosos por comprar todo. Mientras pensaba en que comprarme, sentí como alguien se puso detrás mío. Solo ladeé la cabeza para verlo y me topé con su mirada profunda.

Volteé rápido y solo me concentré en mirar hacia adelante. Sin querer logré escuchar la discusión que se armaba en el mostrador de la dulcería, según lo que parecía, algo se le había perdido a uno de los que reclamaban insistentemente. Con curiosidad, yo y algunos de los de la fila se acercaron para averiguar en detalle que ocurría.

-¿Qué sucederá...? - murmuré más para mis adentros mientras me acercaba, escabullendome entre los demás.

Veía demasiado alboroto en la parte delantera. A decir verdad me importaba realmente poco. Algunas personas hablaban demasiado alto, un poco desesperadas. Me parecía molesto... pero vi a aquel joven acercarse a ellos. Posiblemente conocía a alguno de los que discutía. Lo unico que pensé es que era una buena oportunidad para mí.

Aquel chico tenía una mirada curiosa y un rostro tierno. No sé que me llamaba la atención de él pero al verlo mirar atentamente aquel ajetreo, me acerqué nuevamente hasta él. Él no se percató de que lo seguí, estaba inmerso en el sus asuntos.

Lo veía desde un costado, pero el flequillo de su cabello me dejaba ver muy poco de su rostro. Me acerqué un poco a él para asegurarme de que me escuchara.

- Disculpa... ¿Sabes qué pasó? -le pregunté amablemente, como si aquello de alguna manera me importara.

Mientras me acercaba para averiguar lo que sucedía, noté como la persona que estaba atrás mío en la fila me había seguido. Sentí su mirada arriba mío hasta que escuché su voz y la pregunta contenida en ella. Me di vuelta correctamente y buscando las palabras necesarias, le respondí.

-No lo sé pero… -titubeé por un instante- creo que es algo grave. –terminé algo cortante para seguir yendo hasta más adelante.

Había notado que había sido algo descortés de mi parte ni siquiera presentarme pero la situación lo ameritaba y más con el ruido de ese golpe. Lo dejé atrás y dándome lugar, entre murmullos de unos y otros, logré captar que era lo que ocurría.

Metiéndome en lo que no me correspondía, evité que esa discusión se fuera a mayores. Sí, claro. Yo un menor para todos se metía de mayor para detenerlo. Como esa “acción” que a tantos le había llamado la atención, había terminado por el bien de todos, los habladores y demás se fueron debido a que ya faltaba poco para que una de las funciones empezara.

Mis “amigos” también se habían retirado y, como yo había querido evitar cualquier problema más, le cedí mi boleto a uno de los dos que se peleaban por esa absurda razón y más porque decían que les faltaba el dinero para comprar otro. Dejando que se arreglaran los malentendidos, me alejé y como la fila ya no existía… me concentré en comprar algo para terminar ese mal rato. La calma se hacía sentir mientras algunos empleados acomodaban el lugar y notaba que el otro moreno que me había hablado minutos atrás aún estaba por ahí…

-Ahora faltaría que se peleen por un dulce –dije sarcástico mientras los veía irse y yo terminaba de pagar lo que había comprado. Unos chocolates.

Algo más calmado…, decidí acercarme a él.

El pequeño joven había resuelto el problema. Noté que había preferido ceder su entrada con tal de evitar problemas. Era algo que admirar aunque a una persona como yo no prestara demasiadas atenciones a eso.

Me llevé una de mis manos al mentón y estudié un poco más al simpatico chico. La gente comenzaba dispersarse ahora que la función había acabado. Entre esas personas iban los acompañantes del chico, que se olvidaron por completo de él- Qué patanes...-Pensé al verlos alejarse. Decidí quedarme ¿por qué? Sólo porque sí. Al notarme, el se acercó a mí. Permanecí mirandolo fijamente.

- A pesar de todo te quedaste sólo -le dije cuando estuvo lo suficientemente cerca de mí. Fue entonces cuando puse atención en sus ojos. Di un par de pasos al frente y me detuve frente a él- Te diré algo ¿Qué te parece si comprams otra entrada? Yo invito, despues de todo, tienes tiempo ¿no?

Sostenía mis chocolates en una de mis manos mientras guardaba el cambio y contaba cuanto me faltaría para poder comprarme otra entrada en ese preciso instante. Cuando me detuve frente a él, lo miré detenidamente y escuché levemente lo que me preguntaba. Tal vez sería buena idea aceptar su propuesta ya que también tenía ganas de ver alguna película, no por nada había ido hasta allí. Pero, reconsideré la idea al instante. Apenas lo conocía de vista, aún era un extraño para mí. No podía confiar así nomás. Aunque, con solo ver su mirada y su comportamiento, me daba a entender que era una persona buena y con buenas intenciones…

-Emmm… Si, aún tengo tiempo – respondí algo nervioso. La idea de que aún sea un extraño rondaba por mi mente, así que para evitar cualquier problema futuro – No me gusta aceptar cosas de extraños –le dije con algo de burla en mi voz, aunque no le veía el sentido a eso. Antes de seguir, tendí mi mano en señal de saludarlo –Soy Alphonse y… tú eres? –terminé para que me develara su nombre. Me intrigaba saberlo y más porque pensaba que debía tener un nombre importante incluso interesante…

Pero de repente, reaccioné… ¿por qué me interesaba saber de él? No sé porque en esos segundos, su mirada parecía querer abducirme en el silencio de ese lugar. Podría haberme ido pero aún seguí ahí, esperando una respuesta-

Sonreí algo encantado por el comportamiento tan correcto del chico. Me daba cuenta de que se trataba de una persona muy madura para su edad. Cuando me tendió su manol la miré un par de segundos en los que me decía su nombre. Alphonse. Sonreí una vez más al esccharlo. Tomé firmemente su delicada mano al presentarme.

- Roy Mustang -dije sin soltar su mano-. No lo veas como aceptar algo de un extraño, más bien, llamalo karma. Diste algo y te será devuelto -en ese instante dejé su mano libre y llevé la mía a mi mentón, exagerando un poco mi expresión de concentración-. Había un nombre para eso pero no lo recuerdo.

Comenzamos a caminar a la taquilla. El llevaba algunos dulces en las manos y los comía tranquilamente. Se veía completamente inocente. A llegar a la fila nos detuvimos. Por alguna razón me sentía en confianza con el joven, pero quería reafirmar aquello por lo que no dudé puse mi mano en su hombro para llamar su atención. Noté un ligero rubor en su rostro pero intenté ignorarlo y lo miré a los ojos al hablarle.

- Hey, Alphonse... Sucede que comprè ya mi entrada, es para la premier de una pelicula que he esperado cinco años para ver ¿Te importa si vemos esa? -Saqué el boleto de la chaqueta de piel negra que lllevaba y se lo mostré- ¿Te gustan las peliculas de ciencia ficción?

La calidez y firmeza de sus palabras me atraía. Aunque todo me parecía raro, con ese hombre me la estaba pasando bien, o al menos, eso parecía en lo llevábamos juntos. Cuando lo oí hablar para preguntarme si aceptaba ver una película esperada con él, y vi la expresión de su rostro, noté que estaba emocionado por ello. Vi el boleto en su mano, según lo que parecía, tenía una de sobra, por eso me estaba ofreciendo ver esa película. Asentí algo rápido para luego desviar mi mirada. Había algo en él que era diferente a los demás incluyendo a todos mis conocidos.

-Cualquiera estaría bien y si la esperaste por todo ese tiempo, significa que debe ser buena – le respondí con algo de motivación en mi voz mientras lo observaba. – Además, no creo poder negarte, ese tipo de películas me encantan – sonreí de costado fingiendo mirar alguna de las carteleras que se encontraban en el lugar.

Por curiosidad, tomé la entrada y me puse a inspeccionarla. No sé porque en un momento, desconfié y pensé que podría ser falsificada. Mi mente había dado un gran giro en toda la situación… pero todas mis hipótesis e ideas eran erradas. Definitivamente, yo había pensado de más y mis gestos lo demostraban.

Tomé un poco de aire y quise mantener la calma aunque sabía que había armado una tormenta en un vaso de agua…

-Disculpa… emmm... –Improvisé algo rápido, no quería que pensara mal de mí – Creo que ya se nos hace tarde –dije sin saber cuál era la hora en que empezaba dicha película. Solo había sido una mentira más en mi vida que luego pagaría… Lo tomé del brazo y comencé a caminar a paso apresurado sin saber exactamente a donde ir pero quería evitar cualquier duda.

Me tomó de brazó y me obligó a seguirlo a paso apresurado. Me sorprendió un poco porque parecía tener prisa o estaba evitando algo. No me impotró demasiado. Regulé el paso e hice mi brazo un poco mas firme, como todo un caballero, intentando tranquilizar un poco al joven que seguía tomado de él.

- No te preocupes, aún estamos a tiempo -le dije sonriendo. Cerré un poco maá el ángulo de mi brazo para obligarlo a acercarse más.

Estabamos a punto de llegar a la sala 11, en la que se daban aquella pelicula, pero claro, Al estaba tan metido en sus pensamientos que ni siquiera se había dado cuenta. Por poco pasabamos de largo, por lo que tomé al chico por la cintura y lo incité a detenerse.

- Hey, genio. Es aquí -dije en un tono entre sarcástico y bromista. Entonces retiré mi mano de su cintura.

Caminamos nuevmente al interior de la sala. pocas de las butacas aún estaban disponibles, lo que me parecía normal ya que era una pelicula muy esperada. Conformé subí las escaleras, evauaba cada asiento desocupado y para mi desgracia, o eran malos lugares, o había familias con montones de niños pequeños al rededor. Asi terminamos en la parte más alta del cine en donde encontré dos lugares solo y tranquilos. Nos abrimos paso entre la gente hasta llegar a nuestros lugares.

La pelicul aún no había comenzado por lo que decidí aprovechar el tiempo paa conocerlo mejor.

- ¿Que edad tienes, Al? -pregunté con seriedad.

Ya nos habíamos acomodado en los asientos de la parte más alta de la sala 11 donde íbamos a ver la mencionada película. En verdad, se notaba que todos la esperaban. La sala estaba repleta de personas que parecían multiplicarse a cada rato. Y el ruido era lo peor, parecía que todos hablaban a la vez y generaban un bullicio algo perturbable para los silenciosos. Mientras intentaba no prestarle atención a lo demás y mantenerme en la realidad que vivía y no en mis pensamientos, debido a que antes había dejado que solo un par de ideas me influyeran tanto que había actuado tan raro que creía que Roy ya lo notaba…

Cuando escuché que me preguntaba por mi edad, apenas lo había oído. En verdad, debía prestarle más atención y dejar de ser tan inseguro…

-Yo… - por segundos se me congeló la voz. No estaba seguro si decirle en verdad mi edad. ¿Qué tal si la confianza que le daba era mucha? Me confundía a mí mismo. Quise mirarlo a los ojos y decirle la verdad pero a la vez me delataría y notaría esa “debilidad” que mostraba –Soy menor que tú… - le respondí algo inquieto por su respuesta.

Si me quería mostrar seguro de mi mismo y de todo, en verdad, que ni un poco se me notaba. Suspiré algo resignado y esperaba que Roy no se lo tomara a mal aunque lo noté algo desconcertado por lo que yo le había respondido.

Miré para otro lado y vi como una pareja de novios hablaban de lo más normal como si fueran conocidos de toda la vida. Colaboraban con el ruido aunque para la película faltaba un rato más, según lo que marcaba un reloj que estaba en la pared al frente mío. Me había detenido para observarlos, claro, hasta luego que segundos después, evité mirarlos algo apenado por ser un observante de su amor…

-Lo siento… pero a veces me cuesta confiar un poco en los demás –dije mirándolo directo a su mirada confusa y desentendida. Bajé mi vista con lentitud hasta toparla con el alfombrado rojo del piso de ese lugar. –Tengo 17. - susurré finalmente.

Me daba cuaneta e que su forma de comportarse estaba cambiando poco a poco. Aunque al principio se veía bastante seguro, ahora podía atreverme a decir que me tenía miedo. Sonreí para mis adentros porque me pareció algo tierno. Lo miraba indirectamente, pues estaba apoyado sobre el brazo de la butaca. Me recargué en el asiento y cerré los ojos para decir con una voz un presuntuosa:

- ¡Bah! Es una pena. Con esa edad que tienes, seguro me mandan a prisión -abrí solamente un ojo para ver la reacción de Al, que como esperaba, era algo de incredulidad y sorpresa. Cntuve las ganas de reir y aunque podría decir que se trataba sólo de una broma, mi cruel sentido del humor decidió que sería mejor dejarlo así.

Mantenía mi vista fija en la pantalla en blanco que había frente a nosotros, como sie estuviese sólo. La verdad era que la inocencia del chico me gustaba tanto como su timidez, era como si me invitara a seguir acercandome, sin hacerlo directamente. Y claro que yo aceptaba su invitación sin el menor reproche. Comenzaba a pensar que lo mejor que me había pasado ese día era que el subnormal que tenía por amigo, hubiese cancelado a ultimo minuto. Yo igual estaba disfrutando.

- Entonces, por tu edad, puedo suponer que aún estás estudiando -lo miré sin girar mi rostro- ¿Me equivoco?

Al, por alguna razón, miraba discretamente una pareja que estaba a poca distancia. Tal vez él no lo sabía porque mi actitud no lo revelaba pero estaba al tanto de cada moimiento que hacía ¿Por qué? Mi loca manía de sacar mis conclusiones basadas en lo que veo, me hacía inspeccionar cada detalle... Aunque ahora servía sólo para intentar descubrir algo más en él.

Tuve que levantar mi mirada del piso cuando lo había oído hacer esa burla. ¿Lo mandarían a prisión? Pero… si no hacíamos nada ilegal… al menos, yo no lo veía. No había entendido el sentido de la misma pero al menos, sin darme cuenta lo había visto a la cara de nuevo. No le tenía miedo o algo parecido pero la desconfianza no parecía dejarme en paz y mi mente seguía dando vueltas por cualquier lado.

Ahora él me preguntaba si estudiaba. Era obvia la pregunta; mi edad, mi joven edad y aspecto me delataba sin siquiera afirmarlo pero no estaría mal responderle. No lo estaba, al menos, como la película no empezaba podíamos entablar una conversación. Algo que nos entretuviese y pudiéramos conocernos a pesar del lugar donde nos encontrábamos.

-Sí, aún estudio. Aunque… ya terminé la preparatoria hace un año más o menos – le dije algo rápido. A veces, lo presumía pero no creía que era la ocasión para hacerlo –Ya estoy en la universidad –terminé diciéndole con entusiasmo. Era un logro que había conseguido con mucho esfuerzo y que no mencionaba casualmente ya que muchos me veían muy pequeño para estar allí.

No sé, si lo vi sonreír de costado o qué pero parecía estar algo sorprendido cuando le conteste. Noté que quería preguntarme algo pero antes le explicaría mejor el hecho de que yo estuviese en una Universidad a mi edad.

-Antes que nada… -empecé aunque la voz me faltaba y no sabía cómo empezar con mi presentación – Deberías saber que te metes con una mente súper dotada – comenté arrogante. Lo miré con superioridad fingida y de costado, quería que al menos, viera algo de interés. No quería impresionarlo pero podía distinguir en sus ojos ese brillo de curiosidad. Tal vez quería saber un poco de mí, así que continué. –Viene de familia. Mi padre está en el exterior junto con mi hermano mayor y yo me quedé en esta ciudad solo para continuar con mis estudios.

Por un momento, seguía mirando para la pantalla blanca junto con él, hasta que de nuevo mi mirada se desvió a donde estaba esa pareja. No me molestaban pero había llegado a pensar más de la cuenta de nuevo. Se los notaba muy enamorados.

-Por cierto… ¿Tú de que trabajas? – le pregunté para cambiar de tema y pensamientos míos. Supuse que trabajaba para darse esos lujos de venir el cine incluso de cederme la entrada que le sobraba. Quería saber solo un poco más de él… solo un poco.

'Una mente súper dotada'Había dicho Alphonse. Le creía por completo puesto que no tenía ninguna razón para pensar lo contrario, sobre todo porque él tenía alo distinto y no sé explicar de qué se trataba. Apoyé mi codo sobre el brazo del asiento y lo miré fijamente a los ojos, aunque él no me miraba directamente a mí, sino que otra vez espiaba timidamente a la pareja enamorada. Una pequeña sonrisa confiada se dibujaba en mi rostro, mientras contemplaba su perfil.

- Yo no trabajo -comencé a decir un poco pretencioso-. No puedo llamarlo un trabajo puesto que hago lo que me gusta y me pagan por ello. Soy escritor. -guardé silencio sólo unos intantes antes de retomar la palabra-. Perdona que vuelva al tema pero... me sorprende un poco que a tu edad seas universitario.

Y aproveché ese instante pera inspeccionarlo municiosamente con la mirada, pero trataba de ser discreto. Lo miraba a los ojos, sin embargo, los míos registraban cada detalle suyo, al igal estaba al pendiente de las demás personas en la sala... O tal vez miento, estaba mucho más interesado en él.

Aparté con mi mano las negras puntas del flequillo que cubrían mis ojos. Quería llamar un poco su atención sin parecer molesto pero sé que la discreción no es lo mío.

- ¿Sabes? Siento que encontré una mejor compañía de la que podría esperar. En cierta forma debo agradecer a los idiotas del vestibulo por hacerte perder esa entrada -entrecerré mis parpados un poco más mientras mi sonrisa acresentaba-. Me agradas.

Mi mirada se perdía por esa Sala. Entre tanta gente y esa pareja de la esquina en la misma parte de donde estábamos ubicados nosotros. Observar lo mismo se convertía en un aburrimiento pero hacia la diferencia el hecho de que Roy estuviera hablando. Su voz sonaba fuerte como a la vez pasiva, no la podía describir exactamente pero la… ¿apreciaba?

Cuando lo volví a pensar, algo así era lo que sentía.

Así que era escritor. Un buen oficio. Como amante de los libros, conocer a un escritor en persona me parecía fascinante. Al menos, esa salida tenía algo de bueno: Conocer a Roy que era tan buena persona. Eso había dado a conocer hasta esos instantes y dejaba que mis dudas se fueran para convertirse en puntos de confianza.

Noté su expresión cuando le dije que ya era universitario y parecía aún no creerme cuando él mismo lo dijo. Sé que no era algo usual y menos que se viera todos los días; pero yo era un caso especial entre los muchos otros o miles. No tenía una explicación lógica y rápida que darle para hacerle entender, así que solo decidí a dejar de lado ese tema. No era de tanta importancia como para detenerse y analizar cada cosa.

Cuando hubo un poco de silencio, sentí como me miraba. No era de una manera obsesiva pero si detalladamente. Algo intranquilo con eso, me volteé y nuestras miradas se terminaron encontrando. Me quedé viéndolo durante segundos que parecían no terminar; sin saber que decir, pensar o hacer. Y más cuando hizo ese gesto para despejar más su mirada de esos flequillos que no hacían más que guardar su mirada. No había hecho nada fuera
de lo normal, sin embargo, me había obligado indirectamente a observarlo. Sentí algo que no sabía explicar…

Volvió a hablar calmadamente y con una confianza que irradiaban sus palabras incluso su mirada. Decía que yo era la mejor compañía y que agradecía que todo hubiera pasado para quedar juntos en esa misma sala. Pero lo último me había tomado con sorpresa. “Me agradas” Eso había dicho. No sabía que decirle. Lo miraba y sentía como mi cuerpo había temblado por un momento. Era raro…

-¿Le agrado? – me atreví a preguntar. Al mismo tiempo, percibí como me seguía mirando y la sonrisa que se postraba y formaba en sus labios. Algo que no sabía cómo explicar… sentía el palpitar de mi corazón contra mi pecho y como eso, me había puesto un poco nervioso o eso creía.

-Yo… - me apresuré a querer decirle algo. No estaba seguro pero las palabras salieron solas sin siquiera que les diera permiso de ser pronunciadas. Había sido algo inconsciente. – Opino lo mismo.

Luego de eso, decididamente ya no quise mirarlo más. No sabía que era lo que ocurría pero incluso en mi mete me confundía. Miraba hacia la pared y nada más .